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Introducción a las terapias biológicas (An Introduction to Biologic Therapies)

Biologics Allergy AsthmaLas terapias biológicas, como su nombre lo indica, son productos derivados de alguna forma de organismos vivos. Estos tratamientos incluyen una variedad de vacunas, componentes de la sangre y proteínas que derivan de fuentes naturales o son sintetizadas en el laboratorio. Las terapias biológicas son particularmente relevantes para los pacientes que padecen de enfermedades alérgicas e inmunológicas.

Vacunas
Las vacunas constituyen uno de los avances más importantes en la historia de la medicina y son responsables de la protección de grandes poblaciones contra infecciones virales y bacterianas potencialmente mortales. Edward Jenner creó la primera vacuna viva en 1796 mediante la administración de líquido tomado de una ampolla de viruela de ganado a un ser humano: el resultado fue una protección contra la infección de la viruela.

Hoy en día, hay una cantidad de tipos de vacunas que ayudan a proteger contra una gran cantidad de organismos infecciosos. Las vacunas vivas atenuadas usan una forma viva, pero debilitada del microorganismo (ejemplo: sarampión, paperas, rubéola), mientras que las vacunas inactivadas (elaboradas con microbios muertos) utilizan organismos que han sido inactivados en el laboratorio (ejemplo: gripe). Las vacunas toxoides contienen una toxina que es normalmente producida por un microorganismo. Estas vacunas bloquean los efectos nocivos o tóxicos de la infección (ejemplos: difteria y tétanos). Las vacunas biosintéticas contienen sustancias sintéticas (hechas por el hombre) similares a partes del microorganismo real (ejemplo: vacuna conjugada contra la Haemophilus influenzae tipo B).

Las vacunas contra sustancias alergénicas, como ácaros del polvo, caspa animal, moho y polen, también, tienen una larga historia como tratamientos efectivos para enfermedades alérgicas crónicas como la rinitis alérgica y el asma. Desde tiempos recientes, los científicos ahora están desarrollando vacunas efectivas contra ciertos tipos de cáncer (ejemplo: melanoma), y probablemente habrá muchas más en el futuro.   

Componentes de la sangre
La sangre está compuesta por células (glóbulos rojos y blancos) y plasma líquido. La sangre es una mezcla de aproximadamente 50: 50 de cada uno. El hemoderivado utilizado más comúnmente es una infusión de hematocritos que se administran a los pacientes que han experimentado una severa pérdida de sangre. Si bien el plasma no contiene células, es rico en proteínas de la sangre, y las tres más importantes son la albúmina, las globulinas y el fibrinógeno. Las globulinas incluyen inmunoglobulinas que son proteínas anticuerpo producidas por los inmunocitos (los linfocitos B) y son componentes clave en la prevención de infecciones. Estas inmunoglobulinas pueden dividirse en inmunoglobulinas (Ig) A, M, G, D y E, y se denominan IgA, IgM, IgG, IgD e IgE. La IgG purificada puede ser separada del plasma de una gran cantidad de donantes normales, cuidadosamente evaluados para verificar que están sanos y que no son portadores de ningún organismo infeccioso. Esta IgG purificada contiene una amplia gama de anticuerpos específicos para muchos diferentes tipos de bacterias y virus, y con mayor frecuencia se administra a pacientes con diversos tipos de enfermedades de deficiencia de inmunoglobulina.  

Proteínas
Las proteínas útiles para el tratamiento de enfermedades incluyen una pequeña cantidad de proteínas naturales llamadas citocinas. Las citocinas son proteínas que el cuerpo utiliza para activar y suprimir los inmunocitos que participan en la regulación de la respuesta inmunitaria y protección contra las infecciones. La interleucina-2 (aldesleucina) es una terapia aprobada para determinados tipos de cáncer, mientras que el interferón gamma y el interferón alfa se utilizan como tratamientos para tipos específicos de enfermedades infecciosas y estados de inmunodeficiencia.

Los anticuerpos monoclonales, o AcM, son anticuerpos producidos en laboratorio dirigidos a proteínas específicas que intervienen en procesos de enfermedades. Estas proteínas pueden flotar libremente en el plasma o pueden encontrarse en las células. Para crear AcM, los investigadores generalmente inyectan en ratones una proteína diana que se encuentra en seres humanos. Una vez que los ratones empiezan a producir anticuerpos contra esta proteína humana extraña, se recogen las células linfocitos B de los ratones productoras de anticuerpos. Estos linfocitos B de ratón se funden luego en el laboratorio a células especiales para crear un hibridoma de larga duración, que se divide repetidamente para producir células hijas idénticas (clones). Estos anticuerpos de un solo clon ("monoclonales") son todos idénticos entre sí y se pueden producir en grandes cantidades.

Lamentablemente, una vez que estos anticuerpos derivados de ratón se administran a seres humanos, el anticuerpo actúa como una proteína extraña (antígeno), y provoca que el paciente produzca sus propios anticuerpos contra este antígeno. Esta respuesta inmunitaria del paciente sin duda daría como resultado la neutralización de los anticuerpos de ratón, reduciría su eficacia y daría como resultado probables efectos adversos graves. Para evitar este problema, los anticuerpos de ratón son "humanizados" reemplazando todo lo posible la parte del ratón del anticuerpo con partes humanas. Algunos ejemplos de anticuerpos monoclonales terapéuticos en enfermedades alérgicas incluyen omalizumab para tratar asma alérgica y urticaria crónica, mepolizumab, benralizumab y reslizumab para tratar ciertos tipos de asma, y dupilumab para tratar la dermatitis atópica. En fecha reciente, las nuevas tecnologías permiten a los científicos crear anticuerpos monoclonales completamente humanos, lo que da como resultado una mayor efectividad y un menor riesgo de efectos adversos.
 
Hay gran cantidad investigación en curso sobre el desarrollo de terapias biológicas para enfermedades alérgicas e inmunológicas, y esto prepara el camino para opciones futuras de tratamiento en personas que padecen de estas afecciones.

Lamentablemente, en el caso de que estos anticuerpos derivados de ratón se administraran a seres humanos, el anticuerpo actuaría como una proteína extraña, o antígeno, y provocaría que el paciente produjera sus propios anticuerpos contra este antígeno. Esta respuesta inmunitaria del paciente sin duda daría como resultado la neutralización de los anticuerpos de ratón, reduciría su eficacia, además de provocar probables efectos adversos graves. Para evitar este problema, los anticuerpos de ratón son "humanizados" reemplazando todo lo posible la parte del ratón del anticuerpo con partes humanas. En fecha reciente, las nuevas tecnologías permiten a los científicos crear anticuerpos monoclonales completamente humanos, lo que da como resultado una mayor efectividad y un menor riesgo de efectos adversos.   
 
Afecciones y Tratamientos - Conditions and Treatments

10/31/2023