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Rinitis alérgica: Cómo reducir la exposición a los alérgenos en un entorno cambiante (Allergic Rhinitis: Reducing Allergen Exposure in a Changing Environment)

Hay FeverPara la rinitis alérgica (también conocida como fiebre del heno) el entorno a su alrededor es tan importante como la anatomía. Los científicos tienen un término para todos los factores ambientales que lo rodean a lo largo de su vida: el “exposoma”. Para quienes padecen alergias, el exposoma incluye el entorno global y el microentorno (su entorno personal y cercano), incluidos los alérgenos, los irritantes y la contaminación del aire.

La rinitis alérgica es la consecuencia de la exposición a los alérgenos estacionales y perennes en personas sensibles. Los alérgenos estacionales están representados por el polen de los árboles, el césped y la maleza. Los síntomas ocurren cuando se elevan los niveles de estos tipos de polen. Por otro lado, los alérgenos perennes son los responsables de los síntomas de la rinitis alérgica durante todo el año. Los alérgenos perennes más frecuentes son los ácaros del polvo, las cucarachas, los ratones, las ratas, el moho y las mascotas. Una gran parte de los pacientes alérgicos tienen rinitis alérgica perenne con exacerbaciones estacionales debido a los múltiples alérgenos ambientales, tanto estacionales como perennes.

Los irritantes (como los olores fuertes, los productos de limpieza, los perfumes, el humo, los gases de escape del automóvil), la actividad física o los cambios repentinos de temperatura (p. ej., pasar de una habitación cálida al frío de afuera) también pueden provocar síntomas nasales. Estos estímulos no alérgicos producen una inflamación y una reacción irritativa en las fosas nasales, lo que genera los síntomas de la rinitis.

La exposición a los irritantes y los alérgenos aéreos puede ocasionar una inflamación crónica de las vías respiratorias. Por esta razón, reducir el contacto con el alérgeno o el irritante es una parte necesaria del tratamiento. Sin embargo, en ocasiones es difícil controlar el entorno que lo rodea. Se necesitan barreras mecánicas, como las mascarillas, los filtros nasales y los purificadores de aire, para prevenir la exposición a los alérgenos aéreos y los irritantes, en particular cuando uno no puede estar afuera durante la temporada de mucho polen.

•    La mascarilla es una cubierta que se coloca sobre la nariz y la boca y que bloquea las partículas del aire como los alérgenos, los contaminantes y los virus. Se ha demostrado con estudios que usar una mascarilla facial también puede reducir los síntomas de la rinitis porque se altera la humedad y la temperatura del aire que se respira. Hay muchos tipos de mascarillas disponibles en el mercado. Las mascarillas quirúrgicas estándar filtran partículas de más de 3 μm (micrómetros), mientras que los respiradores N95 pueden filtrar partículas tan pequeñas como 0.04 μm. Por lo tanto, cualquiera de las dos mascarillas reducirá la exposición a los alérgenos más frecuentes, como el polen (10 μm-100 μm), las esporas de hongos (2 μm-50 μm) y los ácaros del polvo doméstico (10 μm-40 μm).

•    Un filtro nasal es una barrera que utiliza una malla fibrosa o porosa diseñada para ajustarse al interior de las fosas nasales y filtrar los alérgenos del aire inhalado. Puede cumplir un rol en situaciones de alta exposición a los alérgenos.

•    Un purificador de aire HEPA (partículas de aire de alta eficiencia) contiene un tipo de filtro de aire mecánico que funciona forzando el aire a través de una malla fina. Es un dispositivo portátil que puede utilizar en un espacio interior para atrapar y reducir las partículas aerosolizadas no deseadas, como el polen, la caspa de las mascotas, los ácaros del polvo y el humo del tabaco en el aire que respira. Sin embargo, los purificadores de aire no son eficaces para eliminar alérgenos asentados sobre la superficie de los muebles, las paredes o los pisos.

También debemos tener en cuenta la evolución del entorno a la hora de evaluar el riesgo de exposición a los alérgenos aéreos en el futuro. El cambio climático cuenta con el consenso de las principales sociedades y profesiones científicas. Con el cambio de clima, las temporadas de polen empiezan antes, como demuestra la floración más temprana del polen de los árboles en el este de los Estados Unidos, y duran más tiempo. El recuento diario promedio de polen ha aumentado en los últimos 25 años, y se proyecta que aumente más en las próximas décadas. Además, las especies vegetales, como la grama, se han ido extendiendo hacia el norte, exponiendo a un mayor número de personas a este polen de césped único.

La exposición a la contaminación del aire en la primera infancia se ha asociado a la aparición de alergias al polen y a la caspa de los animales, así como a una mayor probabilidad de desarrollar asma. También se ha comprobado que la contaminación del aire aumenta los síntomas y las exacerbaciones del asma y la fiebre del heno.

Cuando se piensa en las alergias, las medidas para evitar los factores ambientales son importantes para tratar la causa subyacente. Como el clima está cambiando, las temporadas de alergias son cada vez más intensas y las medidas para reducir la exposición, como las mascarillas, los filtros nasales y los purificadores de aire, son útiles para tratar las alergias. Conocer su perfil alérgico personal a través de las pruebas de alergia puede servirle para modificar el entorno y reducir la exposición personal a los alérgenos e irritantes.

El servicio “Encuentre un Alergista/Inmunólogo” de la AAAAI es un recurso de confianza para ayudarlo a encontrar un especialista cerca de su hogar.

11/13/2023